El cambio climático
Sin embargo, la situación puede revertirse en los próximos siglos. El calentamiento global, causado por la contaminación atmosférica con dióxido de carbono, provocará un incremento en el nivel del mar y que se intensifiquen las tormentas alrededor de la ciudad. Una nueva investigación, realizada por un grupo de científicos de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU, busca pronosticar cómo ciertos síntomas del cambio climático –mareas más altas, marejadas ciclónicas y huracanes más fuertes– afectarán a Nueva York durante los próximos 300 años.
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La verdad, el panorama no es nada bueno. El aumento del nivel del mar hará crecer las probabilidades de que cada ciclón “tropical” deje un saldo perjudicial de inundaciones en la ciudad. Por ejemplo, los aluviones producidos por tormentas, y que alcanzan los 7.5 pies de altura, solían ocurrir un par de veces por milenio. Sin embargo, en las condiciones actuales con una atmósfera que se calienta cada vez más, este tipo de fenómenos podrían suceder cada 25 años. Y para 2030, desbordamientos de esas magnitudes podrían ocurrir cada cinco años.
Precisamente, Nueva York ha experimentado inundaciones de estas proporciones muchas veces durante la década pasada. El huracán Sandy dejó anegamientos de 10 u 11 pies sobre la mayor parte del sur de Manhattan y Brooklyn, llevándose la vida de 43 personas e inundando más de 88 mil edificios.
Así quedó The Plaza Shops de Battery Park, en Nueva York, tras el paso de Sandy en 2012.
Pero no todas son malas noticias. En el mundo del cambio climático, los efectos de las marejadas ciclónicas sobre Nueva York pueden seguir iguales a como son ahora, incluso si los próximos huracanes son más intensos y más proclives generar marejadas. Los modelos predictivos de huracanes también mostraron que las probabilidades son bajas de que estas tormentas lleguen al Puerto de Nueva York. En otras palabras, el calentamiento global parece que está redirigiendo algunos de los más grandes ciclones hacia el este, es decir, hacia el océano. Aunque no queda claro por qué este puede ser el caso.
Andra Garner, meteoróloga de la Universidad Rutgers y autora principal del informe, describió dicho cambio como “la mayor sorpresa de su trabajo”.
Ahora bien, el colapso de la capa de hielo tendrá serias consecuencias en la Costa Este de Estados Unidos. “El movimiento hacia el este en la trayectoria de las tormentas que estaban en la latitud de de Nueva York fue un resultado que no esperábamos hallar, y algo en lo que deberíamos ahondar más por medio de futuras investigaciones”, me aseguró en un correo electrónico.
Este estudio es el primero que compara datos de tres fuentes:los modelos de marejadas ciclónicas de Nueva York, las proyecciones probabilísticas del aumento del nivel del mar, y los modelos climáticos avanzados que incluyen simulaciones de huracanes en alta resolución. Entre sus coautores figuran Kerry Emanuel, investigador del Instituto Tecnológico de Massachuetts (MIT, por sus siglas en inglés); y Michael Mann y Richard Alley, geólogos de la Universidad Estatal de Pensilvania.
Esta investigación también explica cómo las inundaciones producidas por huracanes se verán afectadas por el posiblecolapso de la Capa de Hielo de la Antártida Occidental. El momento de dicho colapso es aún materia de debate: si bien algunos modelos sugieren que eso sucederá entre los años 2200 y 3000, estudios más recientes y más osados afirman que pudiera colapsar en cuestión de décadas. Su colapso tendrá, sea cuando sea, profundas consecuencias para la Costa Este de Estados Unidos, ya que su poderosa atracción gravitatoria actualmente mantiene los niveles del mar en esa costa inusualmente bajos.
Cuando esto suceda, los niveles oceánicos a nivel mundial podrían subir de cinco a seis pies para 2100. “Hasta donde sabemos, este es el primer estudio dedicado a analizar el riesgo de inundaciones asociadas a los ciclones tropicales, y en incorporar el “peor escenario posible” a las proyecciones del aumento del nivel del mar”, sostuvo Garner.
El estudio no abarca todos los tipos de inundaciones que experimentará Nueva York, sino que contempla solo a los ciclones tropicales y huracanes. Tampoco considera sistemas como Sandy, por ejemplo, que se convirtió en un “ciclón extratropical” más desorganizado antes de tocar tierra.